Hay un paso fundamental a la hora de crear un negocio, ya sea online o tradicional, y es diseñar bien tu identidad corporativa. Para ello, debes tener claro qué es y, de esta manera, te será mucho más clara definirla. Porque la identidad corporativa es mucho más que un logotipo, unos colores o una tipografía. Es un conjunto de todo aquello que define a una empresa. Sigue leyendo, ¡porque te lo vamos a contar todo sobre ella!

Qué es la identidad corporativa de una empresa
Las personas tenemos una personalidad, algo que nos distingue del resto. La forma en la que nos comunicamos, tanto de forma verbal como no verbal, es algo que nos individualiza. La identidad corporativa de una compañía es básicamente esto: es cómo el público identifica a la empresa, cómo la diferencia de las demás.
Va mucho más allá del nombre que escojamos para nuestra empresa, o de los colores que nos identifiquen, pero a la vez engloba todo esto y mucho más. También abarca, por ejemplo, los valores que buscamos que nuestra entidad represente. Es más, esto es una parte fundamental de la identidad corporativa, puesto que puede hacer que nuestro público objetivo se decante por nosotros. Pongamos un ejemplo: si nuestra empresa cuida el medioambiente y trabaja de forma consciente para buscar el menor impacto ecológico, esto acaba formando también parte de nuestra identidad. Y si sabemos cómo transmitir esto, puede ser una baza a nuestro favor. Es, de esta manera, parte de nuestro marketing.
Por hacer un breve resumen, podríamos señalar que lo que forma parte de una identidad corporativa es un conjunto de características, creencias e incluso valores que nos definen como compañía. Y, por supuesto, también todos esos elementos que nos diferencian a nivel visual, esa parte más física. Como nuestros colores, nuestro logotipo y la tipografía que escojamos, entre otros detalles. Por último, no hemos de olvidar tampoco nuestra comunicación corporativa, puesto que es vital. Esta comunicación incluye tanto el cómo nos relacionamos dentro de la empresa, los anuncios o patrocionios que tenemos y qué información aparece de nosotros en los medios de comunicación. E incluso cómo nos comunicamos con nuestros inversores.
Todo esto acaba por formar una unidad, y es eso lo que nos diferencia de los demás, lo que nos hace únicos. ¡Y es muy importante tener una identidad corporativa marcada!
Tipos de identidad corporativa
Como hemos señalado, la identidad corporativa es una especie de sumatorio de todas las maneras en las que una empresa se comunica. Hay múltiples formas de expresarla, así como diferentes tipos de identidad corporativa. ¡Y vamos a verlos a continuación!

En primer lugar, podemos hablar de una identidad monolítica. Esta recibe este nombre cuando la compañía usa siempre el mismo estilo visual en todas sus formas de manifestarse. Es decir, que te permite reconocer de forma muy rápida a la empresa por su logo, sus colores, su tipografía y su mensaje. Es una comunicación muy homogénea, y si tiene otras empresas por debajo, estas quedan siempre reunidas bajo la misma identidad corporativa. Esto suele darse sobre todo con empresas que lideran su sector, y que se enfocan mucho en la calidad de sus productos. Por ejemplo, Samsung tendría una identidad monolítica.
Por otra parte, podríamos hablar de una identidad de respaldo. En este caso, todas las compañías que forman parte de una misma organización tienen sus nombres y apellidos, por así decirlo. Pero estas se encuentran siempre respaldadas por la empresa matriz. Si bien es cierto que cada firma tiene su logotipo, sus colores, su identidad visual, la marca paraguas está presente.
Por último, hemos de hablar de la identidad de marca. En este caso, la empresa que sirve como eje para todas las demás no tiene presencia ninguna. La idea es que cada una de las compañías tenga su propia personalidad, independiente del resto y con unos elementos muy característicos.
Ejemplos de los tipos de identidad
Para hacer todo esto mucho más visual, vamos a poner ejemplos para cada tipo de identidad corporativa. ¡Seguro que así es mucho más fácil de comprender!
La identidad monolítica es fácil de comprender y de entender, puesto que estamos hablando de la más conocida entre las grandes empresas. Apple es un buen ejemplo de ello. Es una marca fácil de reconocer, que ha conseguido que una simple manzana mordida ya nos recuerde a todos sus productos. Además, tiene unos valores muy marcados, un estilo minimalista y unos colores que todos asociamos a ella.
En el caso de la identidad de respaldo o respaldada, L’Oréal es una de las empresas más claras. Bajo esta firma paraguas se engloban una gran cantidad de empresas que cuentan con su logo, su nombre y sus colores característicos. Cada una de ellas va enfocada a un público diferente y tiene unos valores dispares. Por ejemplo, Maybelline New York se enfoca a un sector más económico, mientras que Yves Saint Laurent tiene productos considerados de lujo. Y ambas son de la misma empresa matriz.
Por último, podemos hablar de Unilever como ejemplo perfecto de una empresa que tiene identidad de marca. Esta compañía cuenta con multitud de pequeñas empresas que se dedican cada una a un sector totalmente diferente. Por ejemplo, encontramos Mimosín, que busca el cuidado del hogar; pero también TRESemmé, Rexona o Dove, que buscan el cuidado corporal. A su vez, cuentan con compañías que trabajan con el tema de la alimentación, como Frigo, Maizena o Knorr. ¡Y la famosa firma de helados Ben & Jerry’s también es suya! Al dedicarse a labores tan diferentes, apuesta por hacer de cada marca algo totalmente separado.
Diferencia entre identidad de marca e identidad corporativa
En ocasiones, podemos llegar a confundir dos conceptos que no tienen mucho que ver, aunque se encuentren enlazados. Estamos hablando de la identidad de marca y de la identidad corporativa, que a veces se utilizan como si de sinónimos se tratara. Pero hay una diferencia clara entre estos conceptos, como vamos a ver a continuación.
Ya sabemos lo que es la identidad corporativa, y es cómo la empresa se ve a sí misma y lo que busca transmitir a quienes la ven. Podríamos casi denominarlo como su autoconcepto. Esta acaba por dar lugar a una imagen corporativa, que es lo que finalmente el público percibe de nosotros, el mensaje final que le llega. Si hacemos un buen trabajo, la identidad que hemos creado acabará por confluir con la imagen que el público se forma en su cabeza. Y, para ello, no hay nada como contar con expertos que sepan cómo realizar su trabajo.
Por otra parte, la identidad de marca hace referencia a todos estos conceptos, pero de un producto específico. Es decir, de una parte concreta de la compañía.
Cómo crear una identidad corporativa
Crear una identidad corporativa no es algo rápido, no es un trabajo que puedas realizar en dos días. Requiere un tiempo, un trabajo y una dedicación, así como mucha investigación. Porque cuenta con multitud de elementos, como la historia en sí de la marca, la identidad visual, los valores, la forma de comunicación tanto externa como interna… Y todo esto debe ser coherente entre sí. Y, por supuesto, debe identificarnos y señalarnos frente a los demás.
La historia de la empresa en sí es personal, y debe guardar relación en todo momento con el discurso que queremos transmitir. Dentro de esta, englobamos nuestras motivaciones, qué nos diferencia de las demás empresas, cómo surgimos de la nada. Es una parte vital del mensaje en sí.
Tras esto, es muy importante apostar por una identidad visual que engarce a la perfección con esta historia. No es una labor sencilla, puesto que hemos de incluir un logotipo, una paleta de colores que encaje con este logotipo y una tipografía que también tenga una armonía.
Lo mejor a la hora de crear una identidad corporativa es contar con expertos, como ya hemos señalado. Porque así conseguiremos que el público nos vea de la manera exacta en la que nosotros queremos. Y eso hará que nuestra identidad corporativa y nuestra imagen corporativa acaben por ser lo mismo.