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Qué es DNS
Como hemos señalado, DNS quiere decir Domain Name System. Si lo tradujéramos de forma literal, sería sistema de nombres de dominio en español. Pero, claro, esto nos dice bastante poco si no entendemos a qué se refiere, y justo en esto queremos profundizar.
Estamos hablando de una tecnología que nos ayuda a traducir esos nombres de dominio que tienen las páginas web en una dirección IP. Para comprender esto, es necesario saber la diferencia entre nombre de dominio y dirección IP:
- El nombre de dominio es la dirección que nosotros usamos para acceder a un sitio web. Por ejemplo, www.ejemplo.com. Es fácil de recordar, puesto que suele tener una o dos palabras clave que asociamos rápidamente con la página que queremos visitar.
- Por otra parte, la dirección IP es la serie numérica que identifica tanto a los dispositivos como al servidor en la red. Por ejemplo, 192.175.1.3. Nos sería prácticamente imposible recordar esta información, esta IP, de cada web que quisiéramos visitar.
Este DNS es un servicio crucial en internet, puesto que lo que hace es facilitarnos la tarea de navegar a nosotros, como usuarios. En lugar de estar constantemente recordando estas IP, podemos quedarnos con el nombre de dominio, mucho más fácil de recordar puesto que suele ser alfabético.
Para qué sirven las DNS
Entonces, ¿para qué sirven exactamente? Su principal objetivo es vincular la información de un nombre de dominio a una IP, permitiendo que estos nombres nos resulten más fáciles de entender. Y, además, haciéndonos más sencilla su localización dentro de internet y su consulta en la web. Pero esto no es lo único que hacen, puesto que tienen más trabajo además de transformar nombres de dominio:
- Ayudan a distribuir el tráfico entre diferentes servidores, consiguiendo así mejorar el rendimiento de la web y la velocidad de navegación.
- Además, se encargan de proporcionas sistemas de respaldo. En el caso en el que un servidor DNS no esté disponible, seguramente haya otro con el registro de este que nos permitirá visitar esa misma web, navegar de la misma manera.
- Y no podemos olvidarnos de su labor dentro de la ciberseguridad. Porque los DNS implementan medidas de seguridad concretas, como prevenir ataques DDoS, entre otras.
Sistema DNS
En realidad, cuando hablamos de DNS estamos hablando de un sistema que se compone de tres elementos vitales:
- En primer lugar, los clientes. Que son aquellos que generan la petición al servidor DNS, introduciendo un nombre de dominio al que se le asocia una dirección IP.
- Tras eso, hemos de mencionar los propios servidores DNS. Estos son los que se encargan de resolver la consulta del usuario. Un poco más adelante te hablaremos de la jerarquía de servidores, para que puedas distinguir con claridad entre ellos.
- Por último, las conocidas como zonas de seguridad. Es esa parte de todos los dominios de la que se hace cargo ese servidor DNS concreto.
Como detalle adicional, es interesante señalar que hay una jerarquía de servidores. Encontramos servidores raíz, que son aquellos que tienen información sobre las extensiones de dominio. Por otra parte, encontramos los servidores de dominio de nivel superior; estos son aquellos encargados de gestionar dominios como .com o .org. Por último, están los servidores de nombres autoritativos, que tienen información sobre un dominio concreto.
Cuando nosotros ingresamos un nombre de dominio, el sistema DNS siempre suele comenzar una búsqueda descendente. Primero pasa por los servidores raíz, luego por los de dominio superior y, por último, los de nombres autoritativos, para así obtener la dirección IP correcta.
▶️ Cómo funciona este sistema
Este sistema DNS opera en lo que podríamos denominar una jerarquía de servidores. Pero, para no hacerlo demasiado técnico o pesado, vamos a hacer un boceto de cómo funcionan estos DNS de forma sencilla.
💡 Imagínate que quieres buscar la web de SmallDev, y tecleas en tu navegador este dominio. A partir de este momento, serán tu ordenador y tu sistema los que comprueben la consulta que has hecho. En caso de que no la hayas visitado antes, llevará a cabo una petición al servidor DNS con el que trabajes. Como no has visitado la web, este servidor DNS tendrá que realizar una petición nueva y, tras esto, recibirá el lugar en el que está almacenada esa web. Siguiendo, cómo no, la jerarquía que mencionamos en el punto anterior. Al final, esto lo traducirá en una IP concreta, que devolverá a nuestro ordenador para que podamos visitarlo.
Pese a que parece complejo (¡y eso que lo hemos simplificado!), realmente tarda apenas unos segundos en realizarse todo este procedimiento.
Elección de DNS
¿Sabías que tú, como usuario particular, puedes decidir qué servidores DNS deseas utilizar? Normalmente, solemos obviar esto y apostar por los DNS que nos ofrecen directamente nuestros proveedores de internet. Estos ya están configurados de forma predeterminada en nuestros dispositivos, y nos resulta mucho más sencillo usarlos que cambiarlos. No obstante, hay servidores públicos que pueden ser una alternativa excepcional, como Google DNS, OpenDNS o Cloudfare DNS. Ofrecen una ventaja con respecto a los que ya vienen configurados, y es que son más rápidos y, en ocasiones, también más seguros. Como estos que hemos mencionado, hay bastantes más, así que solo tendrás que investigar para ver si hay alguno que te interese más que el que tienes.
Si apuestas por cambiar la configuración de tu DNS, puede que notes mejor velocidad de navegación y, además, un incremento de tu seguridad. Son muchos los DNS que se encargan automáticamente de bloquear sitios maliciosos, ¡y eso siempre es positivo cuando se navega por internet! Puedes cambiar tu DNS de forma manual, que es algo más complejo, o ayudándote de aplicaciones que te ayudarán a gestionarlo todo con facilidad.
